Consejos para una adecuada alimentación
En verano, las intoxicaciones alimentarias son mucho más frecuentes por las altas temperaturas. Favorecen el crecimiento de microorganismos en los alimentos. Frutas, verduras, alimentos envasados, carnes, huevos, pescados y leche, ninguno se salva de estas posibles bacterias que fomenta la temperatura superior a 32ºC en el ambiente.
La doctora Vidales, responsable de la Unidad de Nutrición de la Fundación Tejerina, nos ofrece consejos para evitar este tipo de intoxicaciones:
- La primera medida para evitar las intoxicaciones alimentarias es el lavado de manos y el buen estado de limpieza de los utensilios. No se deben mezclar alimentos y utensilios usados para crudos con los ya cocinados.
- Las carnes, pescados y huevos deben conservarse siempre en frio en el frigorífico antes de su consumo. Si estuvieran congelados, la descongelación debe hacerse también en el frigorífico; nunca sacarlos al medo ambiente, aunque sea dentro de la cocina, para descongelarlos.
- Los huevos nunca debemos lavarlos con agua antes de consumirlos. La cascara es porosa y podrían penetrar sustancias nocivas a través de ella. Las preparaciones elaboradas con huevo han de ser de consumo inmediato (mahonesas caseras, tortillas…), lo que evitará una posible intoxicación.
- Las carnes elaboradas en barbacoa deben cocinarse a más de 62ºC, así evitaremos el posible crecimiento de bacterias en carne poco cocinada.
- En cuanto a las carnes y pescados crudos es mejor congelarlos previamente y luego descongelar en frigorífico, y prepararlos tipo carpaccio y muy macerados.
- El pescado y marisco conviene cocinarlos bien cocidos en verano.
A la cabeza de las intoxicaciones esta la salmonella. Afecta a huevos, leche y carnes, siendo el cerdo el más frecuente. Puede cursar con vómitos, diarrea (a veces sanguinolenta) y fiebre. Ante la sospecha de ingestión de algún alimento en mal estado debe acudir a urgencias.
La listeria es otra de las protagonistas del verano: puede afectar a carnes y lo más importante es que puede afectar a fruta, y sobre todo a verduras y vegetales como lechuga aun cuando la consevemos en el frigorífico si han pasado más de 3 ó 4 días.
Las personas más susceptibles de sufrir intoxicaciones son los inmunodeprimidos, ancianos y bebes, así como las embarazadas, con los cual habrá que prestar especial atención ante cualquier síntoma en estos grupos de personas.