Toda la población debe tener precaución en verano cuando toma el sol debido a la incidencia perjudicial de los rayos ultravioletas en la piel, pero mucho más los pacientes oncológicos que se encuentran en tratamiento de quimioterapia o radioterapia.
Los pacientes sometidos a tratamientos oncológicos deben extremar las medidas ya que tienen la piel mucho más sensible y vulnerable, por lo que en las consultas de oncología siempre se alerta de lo peligroso que puede resultar la incidencia directa del sol en la piel.
La quimioterapia provoca fotosensibilidad en la piel, produce más sequedad y dañas las uñas, efectos que se pueden ver agudizados con la exposición solar, sobre todo entre las 12 y las 17 horas.
Asimismo, la radioterapia puede producir inflamación y quemaduras en la piel o pigmentación irregular de la zona radiada, llegando, incluso a causar radiodermitis. Se recomienda no exponerse al sol durante al menos un año desde el tratamiento.
En cualquier caso, para evitar cualquier perjuicio que el sol puede provocar en la piel, los dermatólogos y oncólogos de la Fundación Tejerina recomiendan:
- Utilizar siempre crema fotoprotectora con al menos un SPF 50+.
- Ponerse camisetas de protección solar y de fibras naturales.
- Evitar las horas centrales del día porque los rayos inciden de forma perpendicular y pueden causar más daño en la piel.
- Utilizar complementos que protegen del sol como sombreros y gafas.
- Beber abundantes líquidos para que el nivel de hidratación sea el adecuado, aunque no se tenga sed.
Toda precaución es poca cuando se trata de prevenir en los pacientes oncológicos un perjuicio mayor en la piel, ya de por sí afectada por los efectos secundarios de los tratamientos.