No es de extrañar así que, con genes provenientes de padre y madre con temperamento artístico, el hijo heredara esta dote, sumada a su vocación por la medicina.
Emir realiza todos sus estudios en Rosario, su ciudad natal. En aquel entonces brillaban grandes figuras médicas a las que conocí –como Cames y Tejerina; Fotheringham, en Cirugía; Staffieri, en Medicina; Ercole, en Urología…, de quienes recibió sólida enseñanza.
A poco de graduado, allá por el año 50, comienza a efectuar sus primeras operaciones de cirugía general y de ginecología.
Tiempo después, y con buena base quirúrgica, se traslada a un pequeño pueblo de la provincia de Tucumán, como único cirujano, y operó allí <<de todo lo que venía>>.
El cirujano ya está formado. Regresa definitivamente a Rosario, donde realiza brillante carrera asistencial (que culmina como Jefe de Servicio del Hospital Nacional del Centenario, dependiente de la Facultad de Medicina), y al mismo tiempo docente (hasta llegar a Profesor Titular de Cirugía en su actual situación).
Y es, impulsado por este espíritu docente, cuando publica los libros de texto de Cirugía, en 1968, que alcanzan sucesivas ediciones en 1970, 75, 77 y, finalmente, 1981 (impreso en España); y escribe asimismo unaGuía pedagógica para docentes de cirugía.
Alvarez Gardiol va más allá de la enseñanza convencional de su época e implanta en Rosario los procedimientos audiovisuales, y luego trasplanta su virtuosismo en sonido y fotografía, para crear maravillosos audiovisuales artísticos y culturales.
Amante de la literatura y de la música, tiene en su casa buena biblioteca en la que alternan autores clásicos y modernos junto con libros de arte, así como una nutrida discoteca de todo tipo de música: desde los barrocos y clásicos hasta los ultramodernos, como la música concreta y la electroacústica.
Conocía a Alvarez Gardiol allá por los años 60.
Originariamente cirujano general, se fue dedicando –como lo hizo Armando Tejerina, y también yo- con preferencia y cada vez más, a la mastología. Fue, así fundador y primer presidente de la Asociación de Mastología de Rosario y, además, con sus colaboradores fundó en Rosario un centro privado modelo de su especialidad.
Seguidor y amigo de Spitalier y de Amalric (ambos de Marsella), Alvares Gardiol es un experto enImagenología mamaria, subespecialidad que lo apasiona.
Ha publicado mucho de mastología, destacándose su libro Cáncer e mama, 1987, que sintetiza los nuevos emprendimientos diagnostico-terapéuticos de la especialidad, y también escribe capítulos en obras del Profesor J.A. Pinotti (Brasil) en 1984 y 1991, de Robert Mantel (Gran Bretaña) en 1991 y en publicaciones periódicas.
Poseedor de vasta cultura, fue Presidente de la Comisión de Cultura de la Facultad de Ciencias Médicas, y Fundador y Presidente de la Filial Rosario de Dicifran, entidad que promueve la Cultura Francesa.
Y así seguirán sus numerosos antecedentes. No insistiré más en ellos: un prólogo no es lugar para presentar a un hombre con un currículum adentro, sino a un hombre con un alma adentro: un hombre total, un <<hombre-vida>>, el <<man alive>>, que diría Chesterton. Lo he hecho entremezclando lo científico con lo cultural, lo artístico con lo anecdótico.
Lo conozco bien y sé que lo preferirá así.
A Tejerina lo presentaré con otro enfoque: el de hijo ejemplar y eminente, de un padre ejemplar y eminente, cuyas biografías está íntimamente entrelazadas.
Justo es empezar refiriéndome al ilustre don Florencio.
Pero, antes, algo que me toca a mí: en el año 1992 fui invitado al Congreso Español de Senología que se celebraba en Gijón. Allí me enteré de que la conferencia que debía pronunciar sería muy importante, pues cerraba los actos del Congreso y llevaba como patronazgo el nombre de Florencio Tejerina. Todo está dicho. Levantado honor para mí, pero responsable compromiso para que mis palabras lo merecieran.
Y fue con sus hijos, los inseparables mellizos Armando y Antonio, con los que intimé durante las jornadas del Congreso. Su cordialidad, afecto y hombría de bien fueron acicate y aliento para que mi conferencia estuviera a la altura de su padre. Creo haber cumplido; los hijos sabrán si fue así.
Don Florencio Tejerina y González de la Rivera fue pionero de la patología mamaria en España.
<<Madrileño integral de Chamberí por Hortaleza>> (al decir de Botella Llusiá), ejerció un tiempo en Ávila –donde se casó-, pero luego regresó a su Madrid natal.
De origen cirujano general, comenzó fogueándose – como médico de guardia- en operaciones de urgencia, habilidad que pondrá en práctica en la cirugía de guerra como Capitán médico en el frente de Aragón.
Ya de más grande mostró, no sólo interés, sino además entusiasmo por el estudio de las enfermedades de la mama y, siendo Jefe del Servicio de Cirugía General del Hospital Provincial de Madrid, creó allí la primera unidad en España dedicada a la patología mamaria. Con la vasta experiencia adquirida y siempre actualizada, publica su primer libro (en colaboración con su hijo): Tratamiento del cáncer de mama (1986) y, finalmente,Cirugía del cáncer de mama, aparecida en 1993 como obra póstuma (también en colaboración con Armando), la que no logró ver impresa porque le sorprendió la muerte en abril de 1991.
Erudito de vasta cultura humanística, unida a su saber médico, llevároslo a escalar, por méritos y con justicia, las más altas posiciones, culminando con su ingreso en la Real Academia de Medicina y Cirugía.
Por su gran señorío, ciencia, bonhomía y cordialidad, dejó imborrales recuerdos en quienes lo conocieron.
Su hijo, Armando Tejerina Gómez, a quien conozco bien, y mucho aprecio la amistad que me brinda, es heredero de las virtudes de don Florencio –vale para él lo que ya he dicho de su padre-. Es coautor de sus libros y continuador de su obra.
De estirpe ginecólogo-cirujano, se fue dedicando cada vez más –tal como lo hiciera su padre- al campo de la mastología mamaria, y es el continuador de la Unidad de patología mamaria que creara don Florencio en el Hospital de Senología y Patología Mamaria.
Creó, en 1978, el Centro de Patología Mamaria, institución privada para el diagnóstico y tratamiento de esas enfermedades, y que dispone de los más modernos aparatos que requiere la imagenología mamaria, susespecialidad de la mastología, por la cual –así como Alvarez Gardiol- muestra particular interés. Se calcula que pasan por su clínica cada año más de 25.000 pacientes, proveniente de toda España.